La ética jurídica es el compendio de principios a la luz de los cuales deben desenvolverse los abogados actuando en diversos ámbitos de la vida profesional ya sea como litigantes, corporativos o autoridades.
Dichos profesionistas debe conducirse dentro de ciertos principios que no solo lo distinguirán como profesionista, sino que a su vez contribuirá a la dignificación del ejercicio de las actividades legales.
Esos principios, entre otros pueden ser: conocimiento, honestidad, búsqueda de la justicia, diligencia, transparencia y responsabilidad.
A través del ejercicio de dichos principios, el abogado se debe desenvolverse en el argot de su profesión, ganando el respeto de compañeros y autoridades pero sobre todo el reconocimiento de su cliente.
En el abogado recae la confianza de quien lo contrata, su patrimonio, su estabilidad familiar e incluso hasta la vida.
Es por eso que el abogado debe procurar siempre estar actualizado en temas de su materia, brindar asesoría objetiva y real, no prometer o asegurar lo que no se puede lograr y jamás vender una expectativa.
Existen como en todas las profesiones, abogados que con su actuar demeritan y desprestigian al gremio y algunos otros que se han convertido en leyendas tristemente célebres.
Considero que el abogado en el ejercicio de la profesión y siempre que su ambiente laboral se lo permita, debe procurar coadyuvar en la formación de los estudiantes de derecho a través de compartir su conocimiento y brindar la oportunidad de trabjajo.
El abogado actual se vio formado de lo que aprendió durante sus estudios así como durante sus prácticas académicas, y debe de replicar lo bueno y dejar de lado las prácticas mañosas o tramposas que le generen una ventaja indebida en detrimento de otro.






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