En 1831, Lucas Alamán, ministro de Relaciones Interiores y Exteriores del Gobierno de Anastasio Bustamante, acusó a Leona Vicario de unirse a los rebeldes por cuestiones más relacionadas con un heroísmo romancesco que por patriotismo; es decir, más por una cuestión amorosa o por seguir a su esposo Andrés Quintana Roo que por una convicción política o ideológica propia.
La respuesta de Leona no se hizo esperar y la publicó por medio de una carta que constituye la primera defensa pública de una mexicana de la libertad e independencia de acción y de pensamiento de la mujer.
“Confiese U. Sr. Alamán, que no sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres; que ellas son capaces de todos los entusiasmos, y que los deseos de la gloria y de la libertad de la patria, no les son unos sentimientos extraños; […] mis acciones y opiniones han sido siempre muy libres, nadie ha influido absolutamente en ellas, y en este punto he obrado siempre con total independencia, y sin atender a las opiniones que han tenido las personas que he estimado. Me persuado que así serán todas las mujeres, exceptuando a las muy estúpidas, o a las que por efecto de su educación hayan contraído un hábito servil. De ambas clases también hay muchísimos hombres”.
Además de acusación por infidencia el juez acusó a Leona Vicario de:
Mantener correspondencia con los insurgentes.
Que había manifestado cuidado por ellos.
De tratar de enviar pistolas, con lo cual cometía “el horrible crimen de
traición al Rey, a la Patria y a la Religión Santa”.
“De haber dado pábulo a la revolución cuando llamó “felices” a sus
secuaces, cuando calificó de servicios a la patria los delitos que cometían
los correos”.
De haber fomentado a la insurgencia a su primo don Manuel. De haber enviado a su primo un verso en el que atribuía al Gobiernoespañol, “los más detestables procederes”.
De negarse a contestar quien era el autor del verso antes citado.
LEONA VICARIO: MUJER, FUERZA Y COMPROMISO EN LA INDEPENDENCIA DE MÉXICO
Adriana Y. Flores Castillo
Vicario murió en 1842 y hoy sus restos reposan en la Columna de la Independencia de Ciudad de México.






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