Es una realidad que México es un país con altos índices de personas desaparecidas, muchas personas han sido privadas de forma ilegal de su libertad.
Lo anterior, se traduce en actos de corrupción, de violencia, de delincuencia organizada y en la falta capacidad de las autoridades para tomar acciones conducentes y obtener resultados. Si bien es cierto que el actual gobierno federal emplea acciones de búsqueda y localización de personas, no es ni de cerca, lo suficiente para erradicar el problema.
Por ejemplo, existe la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas que pone a disposición de la ciudadanía un registro de personas desaparecidas o no localizadas a fin de generar su identidad digital. Lo que sí aporta, pero no resuelve.
Ante la falta de información, el desconocimiento de las reales acciones gubernamentales y la poca obtención de resultados que se ha percibido, la sociedad civil se ha visto obligada a tomar acciones con sus propios recursos.
Al respecto, se pueden encontrar un sin fin de organizaciones privadas, nacionales e internacionales que fomentan y apoyan las acciones de búsqueda y localización de personas desaparecidas.
La desaparición de personas implica la violación de todos los derechos humanos de la persona y pone no sólo en situación de vulnerabilidad y riesgo a la victima, sino a todos sus familiares y personas que la rodean. Es por ello, que los familiares de las personas desaparecidas se acercan y unen a las organizaciones civiles, encontrando un mayor refugio ante esta terrible situación.
La sociedad se organiza para realizar acciones de búsqueda en grupos por los cerros, caminos montañosos, ríos, áreas o zonas de sospecha y de riesgo, también realiza publicaciones mediáticas y coloca anuncios y carteles en auxilio y ayuda, además que se coordina para levantar fondos y recursos para fomentar e impulsar la búsqueda y el ofrecimiento de recompensas por información.
Por ello, ante esta desfortuna es importante seguir ayudando y promoviendo la implementación de acciones reales, que terminen en casos de éxito, y no de desgracia.
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