En medio de la crisis ambiental que se vive a nivel global, no son pocos los colectivos que exigen, desde tiempo atrás, el cese de toda actividad “deportiva” o cultural en la que se explote o dañe a los animales, sin otro fin que el placer mismo. Ese es el caso de la tauromaquia.
No es extraño que año con año, decenas de protestas y manifestaciones exigen la prohibición de la tauromaquia, como actividad cultural; entendiendo que en cada uno de estos espectáculos mueren de manera violenta, en promedio, alrededor de cinco o seis bovinos.
Paradójicamente, bajo la consigna de proteger los derechos de los animales, trasciende a nivel nacional, una serie de normas y reglamentaciones municipales tendientes a prohibir el maltrato de los animales; tanto domésticos como salvajes. Por tanto, si el Derecho protege ya a los animales domésticos contra toda forma de maltrato o violencia, ¿cómo, pues, se explica la permisión o continuidad de la tauromaquia?
Si la tendencia no cambia y la consigna por la protección de los animales no cesa, inevitablemente estaremos viviendo, pronto, el fin de la tauromaquia. En México, los Estados de Guerrero, Sonora, Coahuila y Quintana Roo, ya emitieron normas prohibitivas de dicha actividad. Deberemos estar al pendiente del posicionamiento de las legislaturas de las entidades federativas restantes.
0 comentarios